martes, 6 de marzo de 2012

Deus Ex: Human Revolution

Deus Ex se trata de una de las sagas más importantes que existen dentro de los videojuegos de ciencia ficción. Al igual que otros clásicos de este género (Mass Effect, Fallout, Planescape) el sistema de juego que predomina es el rol, en este caso combinado con la mecánica de un juego de disparos e infiltración.

Vamos a comentar algunos aspectos de la tercera entrega de esta saga: Deus Ex: Human Revolution. En este juego adoptamos el papel de Adam Jensens, un empleado de la empresa de seguridad Sarif Industries. Adam es el encargado de mantener la seguridad en un laboratorio de Detroit. Nada más comenzar el juego el laboratorio es atacado por humanos con modificaciones tecnológicas y Adam es herido de muerte. Adam, para sobrevivir, es objeto de las mismas modificaciones (humanos aumentados en la terminología del juego) de aquellos que le atacaron. A partir de este punto, como en todo juego de rol, el jugador deberá tomar muchas decisiones en la trama que variarán significativamente el argumento de esta historia. Entre una de estas decisiones que deberemos tomar se encuentra la propia respuesta emocional que Adam dará a raíz de este cambio tan brusco en su vida.
Vamos a analizar estos aspectos de la trama y cómo podemos relacionarlos con lo tratado en las clases. Para orientar a todo aquel que no conozca el juego usemos el siguiente vídeo:


De este modo, observamos que el vídeo abre con la siguiente escena: una especie de sueño en el que Adam se encuentra tumbado sobre una camilla rodeada por médicos (vestidos con ropas que recuerdan a las renacentistas), los cuales están llevando a cabo una operación en sus brazos. Al mismo tiempo podemos ver en qué ha consistido esta operación: los médicos han cosido a los brazos de Adam un par de alas gigantes. Gracias a ellas, como ya hiciera Ícaro, nuestro protagonista vuela a gran velocidad hacia el sol (el cual destruye dichas alas) para acabar cayendo y despertando del sueño. Es entonces, al despertar del sueño, el momento en el que vemos por primera vez que, como consecuencia del accidente en el laboratorio, sus brazos son ahora unas prótesis mecánicas de alta tecnología.
Esta breve introducción a la temática del juego ya nos sumerge en multitud de cuestiones que resultan muy interesantes y útiles para relacionar con ciertos aspectos del temario de nuestra asignatura. Para comenzar podemos subrayar el siguiente símil que realiza la escena: los brazos mecánicos son para Adam una transformación tan importante e ingeniosa como para Ícaro eran las alas que Dédalo le había dado. En esta conexión conceptual (entre unos brazos mecánicos y unas alas) se ve que la capacidad de imaginar es una de las características más importantes del ser humano, una característica que muchos han visto fundamental en el desarrollo de la ciencia. Podemos analizar, a partir de esto, ciertas posturas que pretenden crear una barrera entre la cultura y la naturaleza, una dicotomía entre dos aspectos del ser humano que resultarían irreconcilliables. Pareciera de este modo que la ciencia y la cultura nos permite crear nuevos ingenios que ayudan a superar nuestras limitaciones naturales o biológicas. Pero como señala Gustavo Bueno (en su libro El mito de la cultura) esta idea de cultura proviene de ciertos posicionamientos escolásticos medievales, donde la gracia concedida por Dios es lo que nos diferencia de los animales, nos dota de intelecto y permite nuestra salvación (cualidades que pasarían posteriormente a la idea de cultura). Muchas de las características de la confrontación entre mundo terrenal y divino habrían pasado en gran medida a la distinción entre naturaleza y cultura; por todo ello, esta dicotomía entre naturaleza y cultura resultaría errónea.


El concepto de "humanos aumentados" tiene mucho que ver con lo que se ha venido a llamar en la actualidad el transhumanismo. Podemos criticar también que esta visión del ser humano sigue presa de algunas concepciones teológicas y de un cierto reduccionismo donde ni animales ni seres humanos (sobre todo aquellos que vivieran antes de las revoluciones que tuvieron lugar con la aparición de las ciencias modernas) tuvieran relación con el entorno inanimado que les rodea permitiendo aumentar sus capacidades biológicas y físicas (la lanza que crea un hombre del paleolítico o las gafas que permiten ver con más precisión a una persona que sufre de miopía ya son casos muy antiguos de este "transhumanismo"). Pese a todo, podemos ensalzar como se pone de relieve la gran importancia que tiene nuestro cuerpo en la conformación de nuestras propias ideas ("la mente" como dice el tráiler); pues somos seres corpóreos que transformamos la realidad que nos rodea, lo cual nos incluye a nosotros mismos (como partes de la realidad) y a nuestras concepciones sobre la misma realidad (nuestras propias concepciones están influidas por nuestra naturaleza corpórea). Somos capaces de somatizar nuestras emociones y a la vez somos capaces de transformar nuestro cuerpo a partir de nuestras ideas (como ocurre en Deus Ex).
Finalmente el vídeo pone sobre la mesa un debate muy interesante: ¿Es nuestra naturaleza y capacidades biológicas las que desarrollan las desigualdades sociales?, o todo lo contrario, ¿puede ser que sea la sociedad, las relaciones entre humanos con las estructuras e instituciones que se desarrollan las culpables de dichas desigualdades? En este aspecto, Deus Ex nos propone una interesante metáfora gracias a la libertad para crear distopías que surge en el género narrativo de la ciencia ficción. Las desigualdades económicas son las que permiten a ciertas clases sociales disfrutar de estas modificaciones en su cuerpo, incrementando así sus potencialidades y abriendo una brecha aún mayor entre pobres y ricos. El continuo entre nuestra realidad corpórea (que no es sólo biológica) con el resto de las características del ser humano es, por tanto, inseparable de nuestros conocimientos científicos y causales de la realidad.

Carlos González Sánchez - Modelo para los alumnos.

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